La alegría como madrileños por que la copa de la Champions se quede en nuestra ciudad se transforma en indignación cuando se sufren las consecuencias de su celebración de una forma tan grave como las hemos sufrido hoy los vecinos de Chueca y Justicia. Podemos aceptar resignadamente que durante toda la noche nos despierten los pitidos de coches, el helicóptero de la policía, las vuvucelas en nuestras calles, la megafonía de Cibeles a las 5 de la mañana; pero es inaceptable que a las 14:00h de la tarde del día siguiente las calles presenten el lamentable estado que reproducen las imágenes y lo que es peor, un olor nauseabundo imposible de transmitir por medios digitales.
Evidentemente el modelo de limpieza urbana basado en un megacontrato integral no está funcionando cuando, tras un evento especial como el de la pasada noche, para cubrir un área tan extensa como Recoletos, a las 12:30h de hoy había un solo operario en la calle Prim, desesperado ante la cantidad de basura acumulada. Los vecinos lo venimos denunciando desde hace tiempo pero el Ayuntamiento parece hacer oídos sordos a esta denuncia. Y mientras seguimos padeciendo cada fin de semana las latas por el suelo, las vomitonas, los restos de comida, y el insoportable olor a pis. ¿Hasta cuando Madrid seguirá siendo campeona de Europa en basura urbana?
Y la suciedad sigue dos días después. Imágenes de los contenedores de Augusto Figueroa del día 26 de mayo por la tarde.
