Con el imaginativo y original grito de MARICONES, (suponemos que utilizado como insulto), en dos ocasiones en las últimas semanas unos viriles mozos han atacado a dos parejas de gays, una en el cruce de Gran Vía con Montera y otra en la calle Hortaleza. Lo suficientemente cerca ambas como para vernos implicados en esos gritos (suponemos insultos).
Que en los últimos tiempos se pasean por Chueca indeseables de comportamiento incívico no es un hecho novedoso, estamos aburridos de padecerlo y denunciarlo. A las meadas se unieron los vómitos y heces, al alcohol la droga, a los chaperos la prostitución femenina organizada, a... no hay actividad que no haya experimentado una mutación a peor. Pero, por aquello de ser un barrio teóricamente gay, nos considerábamos inmunes a otras lacras, como los homófobos. Y ahora nos preguntamos, ¿lo estamos? Dos incidentes, ¿son un patrón o simple casualidad? El grito de "maricón", en este momento un saludo jocoso como mucho, ¿puede convertirse en insulto seguido de agresión? Visto como va la estadística nos tememos lo peor.
Pues lo que nos faltaba, chavales (ninguno de los agresores superaba los treinta y tres años) de otros lares viniendo al barrio a gritar (¿insultar?), a agredir a vecinos o visitantes y a explicarnos cómo debemos vivir. Ya sabemos de esto, quien más quién menos ha oído aquello de si no sabes vivir aquí, múdate. Lo dijo Schiller, "Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano".
Contra lo que no pueden los dioses seguramente no podremos nosotros, de modo que nos unimos al carro del argumento estúpido. Cualquier cosa porque no aparezcan las patrullas morales, lo que nos faltaba. Así que, por favor, esto es un mensaje dirigido a aquellos que no aceptan a los gays: el mundo está lleno de sitios donde te sentirás en tu casa. En estos días ha salido en la prensa un catálogo de países cuyos gobiernos, para desgracia del pueblo llano al que suponemos lúcido, han decidido legalizar el tiro al blanco contra la diversidad sexual. Uganda, Nigeria, Rusia…hay cantidad de lugares donde la clase dirigente comparte tus opiniones. Múdate a uno de ellos, estarás entre tus iguales y serás mucho más feliz. Pero a Chueca déjala en paz, ¿vale?