Desde la Asociación de Vecinos de
Chueca queremos dar a conocer a la opinión pública el trato recibido por
el ayuntamiento de Madrid, y la irregular gestión de las autorizaciones
a MADO – evento también conocido como Orgullo Gay - del que se lucran
algunos empresarios de la noche 'amigos de'.
En primer lugar, queremos denunciar los continuos obstáculos que el ayuntamiento nos ha puesto para informarnos por escrito de las actividades autorizadas y sus características ambientales, como parte indudablemente afectada. Llegando incluso a cuestionar que fuéramos parte afectada y tuviéramos derecho a dicha información pública. Las tretas y dilaciones utilizadas son absolutamente indignas de unos administradores públicos, que se deben a sus ciudadanos y no a los intereses comerciales de cuatro amigos.
Queremos igualmente denunciar la estrategia utilizada de omisión de competencias, para amparar determinadas ilegalidades. En la plaza de Chueca, como es bien conocido, no se pueden autorizar actividades que superen los 55 dB hasta las 11 de la noche, y 45 dB más allá de las 11 de la noche. Según comunicación verbal del órgano competente en esta materia, el Área de Gobierno de Medio Ambiente, no se han autorizado superar esos niveles (información transmitida verbalmente y a la que no han querido dar una respuesta escrita). Es decir, tal y como afirmó Botella hace unos días, la autorización ha sido igual que el año pasado.
Lo cierto es que no es así, ya que existen ordenes verbales y procedimientos escritos para que policía municipal permita que los empresarios del MADO hagan actividades musicales y alcancen hasta los 95 dB en la plaza de Chueca desde ayer jueves hasta la madrugada del domingo. De esta manera cómplice, el ayuntamiento hace dejación de funciones y sólo actuaría - supuestamente porque la práctica habitual, generalmente con la excusa de falta de medios, es que no se actúa de oficio - en caso de que un vecino denunciara molestias por ruido. Lamentablemente, para quién no lo sepa, las competencias policiales sólo permiten, para esto como para casi todo, levantar un acta de la situación y no interrumpir la causa del problema.
Vamos para entendernos: que hay alguien en el ayuntamiento - a lo cual no creemos que la alcaldesa sea ajena – que ha acordado con los empresarios tolerar las infracciones medioambientales que no hace mucho la alcaldesa se empeñaba en sancionar, buscando la complicidad de aquellos a los que ahora maltrata con su gestión.